Calderas de calefacción
Uno de los elementos más importantes en una instalación de calefacción y/o agua caliente sanitaria (ACS) es la caldera. Esta es la encargada de generar calor para transmitirlo a través de un circuito de tuberías y poder disponer de agua caliente en grifos y electrodomésticos, así como de una temperatura agradable en las estancias que deseemos calefactar.
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MásCalderas para calefacción y/o ACS:
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Todo lo que necesitas saber sobre calderas:
- > ¿Qué es y cómo funciona?
- > Consumo en calderas
- > ¿Cuándo cambiar tu caldera?
- > Catálogo calderas
¿Qué es y cómo funcionan las calderas?
Una caldera es una máquina de producción de calor que utiliza una determinada fuente de energía para calentar un fluido, generalmente agua. El calor producido es bombeado a través de una red de tuberías a los emisores, que pueden ser radiadores o suelo radiante, con la finalidad de garantizar una temperatura adecuada o agradable en un espacio interior.
En España las calderas representan el medio más empleado y común para la generación de calefacción en el hogar, así como para la obtención de agua caliente. El desarrollo tecnológico ha hecho posible contar con calderas funcionales tanto para calefacción como para ACS. Al hacer que un mismo electrodoméstico cumpla con ambas funciones se consigue ahorrar costes y espacio.
Circuitos de agua que salen de la caldera:
- Circuito para calefacción: El agua caliente circula hasta los radiadores o el circuito del suelo radiante, que se calientan y emiten el calor a las estancias. El agua fría retorna a la caldera donde se calienta de nuevo y vuelve a distribuirse.
- Circuito para agua sanitaria: De la caldera sale el agua caliente destinada al consumo (potable) para distribuirla a los puntos de uso habituales como son la cocina y los baños o aseos.
Partes de una caldera:
- Hogar: Lugar donde se encuentra el quemador, en el caso de las calderas que emplean como combustible gas, gasoil o biomasa. En el caso de las calderas eléctricas es donde se encuentra la resistencia. El combustible mediante la combustión se transforma en gas y se produce energía térmica que genera calor.
- Intercambiador: Es el encargado de transmitir el calor que se ha producido en el hogar hacia el fluido caloportador.
- Caloportador: El líquido que absorbe el calor generado en el hogar. Por lo general suele ser agua, aunque también se puede utilizar glicol.
- Tuberías: son los conductos por donde fluye el agua caliente que sale de la caldera y los que regresan con el agua fría.
Tipos de caldera:
Gracias al desarrollo de la tecnología, las calderas han ido perfeccionando su funcionamiento y hoy en día existe una amplia gama de ellas. Podemos clasificar las calderas según su funcionamiento o el combustible que usan.
Tipos de calderas según el combustible que emplean:
En función del combustible que utilizan para la generación del calor, las calderas se clasifican en:
- Calderas eléctricas: Producen el calor que necesitan para calentar el agua por medio de una resistencia, esta tecnología permite regular la potencia, lo que les da una mayor eficiencia energética. Además, no se produce combustión ni flujo de combustible, por lo que no se requieren depósitos para el combustible y no hay que preocuparse por fugas o evacuación de humos.
- Calderas a gas: El combustible que produce la combustión en el quemador es gas, el cual puede ser de tres tipos:
- Gas natural: Este tipo de gas es económico y ecológico, pero para utilizarlo se necesita de una instalación que permita conectar la caldera con la red de suministro. Sin embargo, esta inversión tiene un rápido retorno gracias al ahorro energético que brinda este gas.
- Gas butano: Ofrece un alto poder calorífico, pero no es apto para zonas excesivamente frías. Tiene la limitación de suministrarse en bombonas, por lo que conviene almacenar alguna más de repuesto, para no quedarse sin suministro.
- Gas propano: Debido a su poder calorífico se usa en zonas muy frías y se suministra de diversas formas. La más común en botellas de 13 o 35 litros, aunque también puedes optar por comprarlo a granel para llenar depósitos con una capacidad mínima de 1.000 litros.
- Calderas de biomasa: Emplean combustibles naturales y más ecológicos por ser de origen vegetal. Las calderas más demandadas por el momento de biomasa son las de pellets, que se crean con residuos forestales y astillas. Las calderas de biomasa son respetuosas del medio ambiente, ya que la biomasa no es un combustible de origen fósil, por lo que no genera gases de efecto invernadero.
- Calderas de gasoil: Se usan sobre todo en viviendas que no cuentan con acceso a la red de distribución de gas o a otros tipos de gas. Una de sus limitaciones es que se requiere de cierto espacio para almacenar el combustible, pero tiene la ventaja de que calientan muy rápido y requieren de un mantenimiento mínimo y bastante sencillo.
Tipos de calderas según su sistema de funcionamiento:
De acuerdo a esta clasificación encontramos tres tipos de calderas.
- Calderas de gas de condensación: Su diseño permite utilizar el calor que se genera al enfriar el vapor de agua del humo de la combustión en las calderas mixtas, lo que permite precalentar el agua destinada al uso sanitario (ACS). De esta manera, la caldera no necesita consumir tanta energía cuando se demanda ACS, siendo así un sistema muy eficiente.
- Calderas estancas: Se denominan estancas debido a que la cámara donde se origina la combustión del gas en las calderas mixtas es hermética, lo que minimiza el riesgo de accidentes, gracias a que el gas no puede filtrarse a los diferentes espacios de la vivienda. El oxígeno necesario para la combustión se obtiene del exterior gracias a un ventilador que impulsa el aire hacia la cámara de salida de los gases que se producen durante el proceso de combustión.
- Calderas atmosféricas: Cuentan con una cámara de combustión abierta que emplea el aire de la estancia donde se encuentran ubicadas para que se produzca la combustión del gas. Este tipo de calderas ya no se puede instalar.
¿Qué calderas consumen menos y cuáles son las más eficientes?
Las calderas de condensación a gas son de alta eficiencia y permiten un ahorro energético de hasta el 30% en comparación con las calderas convencionales. Además, reducen un 70% la emisión de gases contaminantes de efecto invernadero: dióxido de carbono (CO2) y óxido de nitrógeno (NOx).
Su rendimiento es superior al 100% cuando funcionan con un suelo radiante o radiadores de baja temperatura, mientras que las calderas estándar aportan un rendimiento máximo del 90%.
La razón es que estos novedosos sistemas trabajan con la temperatura del agua del circuito cuando regresa, de esta manera la caldera pasa la mayor parte del tiempo condensando y aprovecha la energía que producen los humos para aumentar su nivel de eficiencia.
Además de su alto nivel de eficiencia y mínima emisión de CO2 y NOx las calderas de condensación ofrecen otras ventajas, entre las que resaltan:
- Disminución en los costes del gas. Gracias a su capacidad para aprovechar el calor de condensación, estas calderas consumen un 25% menos de gas que las convencionales.
- Capacidad para regular la potencia y la temperatura. Las calderas de condensación están diseñadas para funcionar de acuerdo a la demanda del usuario. Ofrecen también un excelente rendimiento con temperaturas exteriores muy bajas, incluso al trabajar con mínima potencia son capaces de cubrir las necesidades de climatización del hogar.
- Mínima emisión de ruidos. Las calderas de condensación trabajan de manera continua, sin paradas ni arranques, lo que las hace ser muy silenciosas.
En cuanto a los costos de instalación del sistema de calefacción de gas natural, hay que considerar que se requiere de una obra que implica una inversión sustancial. Sin embargo, su periodo de amortización es corto por el bajo coste del suministro y alto nivel de eficiencia del sistema.
También hay que considerar que existen ayudas y subvenciones para cambiar el sistema de calefacción por uno de gas natural.
¿Cuándo cambiar caldera?
Las calderas de gas tienen una vida útil de entre 10 y 15 años. El Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) recomienda sustituir la caldera cuando ésta lleva 15 años funcionando, debido a que el desgaste de los materiales por el uso continuado influye negativamente en su nivel de rendimiento.
Y es que con el paso del tiempo tienden a perder su nivel de eficiencia, por lo que es más probable que comiencen a presentar fallos y dar averías que se harán cada vez más frecuentes. Esa suele ser la principal razón por la que se cambian las calderas, ya que los gastos frecuentes de reparación pueden ser bastante altos.
Otro de los motivos para cambiar la caldera es debido a un cambio del sistema calefacción. Por ejemplo, al incorporar un suelo radiante o radiadores de baja temperatura se necesita una caldera que sea compatible con ese sistema.